Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Granada

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Descubren que las hienas de hace 1,5 millones de años eran exclusivamente carroñeras

11/03/2011 -

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La hiena gigante extinta Pachycrocuta brevirostris, cuyo tamaño duplicaba al de las hienas manchadas actuales, tenía los dientes más fuertes y, a diferencia de éstas, estaría sumamente especializada en el carroñeo.
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Así de desprende de un estudio realizado en el yacimiento arqueológico de Venta Micena en Orce (Granada)

La hiena gigante extinta Pachycrocuta brevirostris vivió hace aproximadamente 1,5 millones de años, presentaba un tamaño corporal (unos 110 kilos) que duplicaría al de las hienas manchadas actuales y desarrollaba un comportamiento exclusivamente carroñero. Sus dientes y su mandíbula eran mucho más fuertes, y tenían una capacidad de fracturación mucho más elevada que la que realizan las hienas actuales.

Así lo ha demostrado un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Quaternary International y que ha sido liderado por los profesores Paul Palmqvist (catedrático del Departamento de Ecología y Geología de la Universidad de Málaga) y Bienvenido Martínez Navarro (investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana y Evolució Social, Tarragona), y ha contado con la colaboración de tres investigadores de la Universidad de Granada: Juan Manuel Jiménez Arenas (investigador del Departamento de Prehistoria y Arqueología y del Instituto de la Paz y los Conflictos) y María Patrocinio Espigares y Sergio Ros Montoya (recientes doctores por el Departamento de Estratigrafía y Paleontología).

Los científicos han analizado, durante el transcurso de los últimos años, las modificaciones realizadas por estas hienas sobre los restos óseos de grandes mamíferos conservados en el importante yacimiento paleontológico de Venta Micena en Orce (Granada), que interpretan como un paleocubil de estos carnívoros.

Transporte de restos

Los análisis tafonómicos realizados (la tafonomía es la disciplina paleontológica que se ocupa de los procesos de fosilización) muestran que las hienas carroñeaban los cadáveres de las presas abatidas por los depredadores dominantes en estos ecosistemas de inicios del Cuaternario (tigres dientes de sable y licaones), transportando selectivamente los restos de estos herbívoros a sus cubiles de cría y fracturando allí los huesos de las extremidades para acceder a la médula ósea de su interior.

Los nuevos estudios biomecánicos, desarrollados en paralelo a estas investigaciones tafonómicas, muestran que la mandíbula y la dentición de esta hiena fósil estaban muy bien capacitadas para desarrollar una dieta carroñera y durófaga, permitiendo ejercer una fuerza de fracturación mucho más elevada que la que realizan las hienas actuales.

Por ello, la imagen que emerge de estos estudios es la de una hiena sin análogos entre las especies modernas, de tamaño formidable y con una adaptación al carroñeo sumamente especializada.

En función de todo ello, tales carnívoros debieron representar un serio competidor para las primeras poblaciones humanas que se asientan en el subcontinente europeo, documentadas en la región de Orce (yacimientos de Fuente Nueva y Barranco León) por importantes asociaciones de útiles líticos de talla primitiva y, algo después en el tiempo, en los yacimientos de la sierra burgalesa de Atapuerca, como Gran Dolina y Sima del Elefante, donde las herramientas líticas aparecen asociadas a fósiles humanos (Homo antecessor).

Contacto: Juan Manuel Jiménez Arenas. Dpto. de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada. Teléfono: 958 24 36 11. Correo electrónico: jumajia@ugr.es